No conformes con todo lo saqueado a lo largo de cinco décadas (21-XII-1955//20-IV-2008), en pleno Siglo XXI germinan desde todas las huertas, surgen de los arenales, los yuyales y charcales, conspicuos postulantes “coloretes” buscando conservar la francachela del reparto y la cleptomanía sistematizada. Cada uno de ellos se erige en acusador de sus “correlí” con un repertorio de improperios dantescos mientras dure la contienda.
Como una cuña, frondosas “listas sábana” son elaboradas por estos prototipos buscando “penetrar” y “afincar” en el poder a toda la especie roedora. Es la genuina cosmovisión del coloretismo.
Reelección (rekutu), inamovilidad, repetición, permanencia, reacomodo y catálogos a la carta y al por mayor, son todos sinónimos de estatismo, impunidad o total falta de transformación de la cotidiana injusticia social.
Las mismas personas, los mismos nombres, los mismos propósitos, las mismas concepciones, traerán infaliblemente los mismos resultados: nada útil para la ciudadanía y un gran provecho para los “anotados” en las “listas”.
Del nuevo cuño stronista, más de 20.000 glotones convertirán a la nación en paupérrima republiqueta, es decir, habrá parásitos por doquier. Conocidos “coloretes” no sueltan la mamadera, la estrujan hasta la sequedad. Jamás se empachan con las comilonas, ofrecen el oro y el moro, regalías y promesas en pos de un rincón en la guarida, son los prodigios de extra muro, los nombres de siempre.
Alberto Candia
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