09 abril 2011

Colorados y Liberales | Una Historia común de Corrupción y Entreguismo

Terminada la Guerra Grande; el control de la economía paraguaya pasó raudamente a las manos de los especuladores extranjeros y aventureros que se precipitaron a tomar ventaja del caos desenfrenado y descontrolable corrupción.

El vacío interior de la política nacional fue llenado al principio por sobrevivientes de la Legión Paraguaya. Este grupo de desterrados, localizado en Buenos Aires, consideraba al difunto mariscal López como un peligroso dictador y había apoyado las acciones de los aliados durante la guerra. Esa agrupación formó una suerte de gobierno provisional en 1869 con el guiño brasileño y firmó los acuerdos de las paces de 1870 que garantizaron la independencia de Paraguay y la libre navegación fluvial. También se promulgó una constitución en este mismo año, pero era ineficaz debido al origen extranjero de sus principios democráticos y liberales.

Después de que el último soldado aliado había abandonado el país en 1876 una victoria diplomática que desestimó las pretensiones argentinas sobre el área entre el río Verde y el río Pilcomayo fallada por una comisión encabezada por Rutherford B. Hayes, presidente norteamericano; la era de política por partidos en Paraguay comenzó definitivamente. Pero la evacuación de fuerzas extranjeras no significó el fin de las influencias extranjeras. El Brasil y la Argentina permanecieron (y aún permanecen hasta el día de hoy) profundamente involucrados en el Paraguay gracias a sus conexiones con las fuerzas políticas más importantes. Estas fuerzas llegaron a ser conocidas como el coloradismo y el liberalismo en un futuro corto.

La larga y legendaria rivalidad política entre los liberales y los colorados apareció por primera vez en 1869 pero con los términos azules y colorados como eran conocidos en esa época. La Asociación Nacional Republicana, o sea el Partido Colorado, dominó la vida política paraguaya desde los últimos años de la década de 1880 hasta 1904 cuando los liberales lo derrocaron. Ese ascenso liberal marcó el declive del Brasil que había apoyado al coloradismo como fuerza política principal en el Paraguay y comenzó el periodo de influencia argentina.

En la década que siguió a la guerra, los principales conflictos políticos paraguayos reflejaron la lucha liberal-colorada. Los legionarios batallaban contra los lopiztas (ex seguidores del mariscal López) por el poder mientras la Argentina y el Brasil intrigaban detrás de la cortina. Los legionarios veían en los lopiztas como unos reaccionarios que abjuraron convenientemente del régimen fenecido para poder participar en la nueva era del país. Los lopiztas acusaban a los legionarios de traición a la patria y de títeres de extranjeros. Esa situación desafió categorías políticas bien definidas, ya que muchas personas cambiaban constantemente de bando. En buen idioma moderno, se diría que se cambiaban de club deportivo con suma facilidad. El oportunismo personal, no la pureza ideológica, marcó a fuego esta era.

Los colorados, desesperados por dinero contante y sonante debido a pesadas deudas contraidas en Londres durante el periodo postguerra, puso en venta las inmensas tenencias del Estado que comprendían más de 95 por ciento de la tierra del Paraguay. El gobierno de Bernardino Caballero vendió la mayor parte de esa tierra a los extranjeros en grandes tajadas. Mientras políticos colorados metieron mano en las ganancias y se transformaban en grandes hacendados, se obligó a campesinos, ya considerados como intrusos, que cultivaban la tierra por varias generaciones atrás a abandonarla y que emigraran en la mayor parte de los casos. Hacia el año 1900, setenta y nueve personas poseían la mitad de la tierra del país. Mas de 100 años después, la historia sigue igual. Fuente: http://narraciones.tripod.com/paraguay

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