Creo que hay un error estratégico por parte de la Frente Guazú en no radicalizar su acción adelante del proceso de arreglo político en el modelo de listas partidarias en Paraguay y en no apoyar los reclamos de los movimientos militantes de migrantes que viven afuera.
Eso producirá la reducción de cualquier posibilidad de ampliación del número de electores y apoyadores de una ola progresista en el país. Los procesos de éxodo económico tienden a seguir. Y con eso las condiciones de explotación de derechos pueden generar una radicalización de la violencia, articulada con el narcotráfico.
La toma del Estado por sectores informales o ilegales no tendrá problemas de apoyo por parte de los países del norte.
A parte, es cierto que los que son hombres de izquierda o progresistas de verdad podrán sufrir traición, después del periodo electoral, por parte de los liberales. Las principales instituciones del aparato estatal siguen tomadas por miembros de los partidos tradicionales por medio de una lógica de intereses personales y con alto nivel de ineficacia.
En tales situaciones la izquierda paraguaya no tendrá éxito en conformar un núcleo militante popular, no avanzará en los sectores de la clase media (en contrario, tienden a una reducción de apoyo), producirá un mayor rechazo a la política institucional y partidaria (o sea, reducción de la participación electoral).
Un gobierno que tiene controlada sus acciones por parte de un legislativo manejado en gran parte por grupos elitistas, no puede desconsiderar causas simbólicas, o de naturaleza de derechos formales, como el derecho al voto y la acción ciudadana.
¡Qué pena Paraguay!, una derrota estratégica del progresismo en Paraguay ocurrió. Una derrota, aparte para la sociedad Paraguaya, para su historia, que puede generar su aislamiento en relación a otros procesos en América Latina, y un aumento del éxodo económico y de la violencia.
Pero, una derrota de la derecha también, los conservadores en Paraguay fueran incapaces de crear un mecanismo de adaptación a los nuevos tiempos, y por ambición demasiada, pueden decretar la propia muerte en medio plazo.
Aún hay tiempo. Poco pero hay, ¡y las respuestas deben ser contundentes! Luiz Marcos Ferreira Júnior
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